Toxina Botulínica: ¿Qué es?
La toxina botulínica, conocida popularmente como “Botox” por la primera marca que la comercializó, es una sustancia que paraliza o disminuye la función del músculo sobre el que se aplica.
De esta forma, se consigue relajar, durante algunos meses, los músculos faciales, previniendo la formación de arrugas y suavizando las existentes, hasta ser casi inapreciables.
La toxina botulínica aplicada por manos expertas consigue dotar al rostro de un aspecto revitalizado y sin arrugas, con resultados 100 % naturales. También ayuda a corregir asimetrías.
Toxina Botulínica | ¿En qué casos se realiza?
La toxina botilínica se utiliza para corregir arrugas dinámicas o de expresión.
Se aplica principalmente en la mitad superior del rostro, pero según el análisis clínico, puede utilizarse en todo el rostro.
Las zonas más habituales son:
- El entrecejo
- Las patas de gallo
- La frente
Tratar las arrugas antes de que aparezcan
La toxina botulínica es un tratamiento cada vez más utilizado para prevenir la formación de arrugas, ya que, al relajar el movimiento de los músculos retrasa su aparición.
Por ello, desde hace algún tiempo, esta tendencia es conocida como “baby botox”, haciendo alusión al hecho de que este tratamiento está cada vez más demandado por personas jóvenes, que desean prevenir y/o frenar la aparición de las arrugas, a partir de -aproximadamente-los 28-30 años.
Este tratamiento precoz, consiste en aplicar toxina botulínica en pequeñas dosis, lo que también ayuda a mantener la piel uniforme, manteniendo una expresión natural y revitalizada.
Exámenes previos
El experto en estética y rejuvenecimiento realiza un completo examen de la piel del rostro, así como de las zonas de alrededor de los ojos.
Asimismo, se toman fotografías para valorar el estado del paciente antes y después del tratamiento.
Durante el tratamiento
La aplicación de toxina se realiza habitualmente en consulta, salvo casos muy especiales que requieren que se haga en quirófano.
Antes del tratamiento, el especialista en estética oculofacial aplica una pomada anestésica, para evitar que el paciente note molestias asociadas a la inyección. Tras ello, se inyecta la toxina botulínica en pequeñas cantidades, en las zonas del rostro en las que se deseen tratar las arrugas.
Tras el tratamiento
La aplicación de toxina botulínica es una técnica segura, realizada por manos expertas.
Tras el tratamiento, es importante seguir estas indicaciones:
- no acostarse hasta pasadas 4 horas
- durante las primeras 24h:
- no hacer ejercicio
- no tomar el sol, ni rayos UVA
- no realizar baños de sauna
- no hacerse masajes faciales
Los resultados definitivos se aprecian pasados 4 días y tienen una duración de entre 4 y 6 meses, según el paciente.
Asimismo, en muy pocos casos, el paciente experimenta complicaciones, siendo estas muy infrecuentes, como dolor de cabeza, hematomas o inflamación de las zonas en las que se aplica el tratamiento.