El sodio no solo es un componente de la sal de mesa, elemento que usamos para dar sabor a los platos. De hecho, necesitamos este mineral para mantenernos en buen estado de salud, aunque sin abusar de él.
El sodio es un componente de la sal y de muchos otros productos alimentarios y es fundamental para muchos procesos del organismo, tal y como veremos a continuación. Incluir en nuestra dieta alimentos ricos en sodio nos puede reportar numerosas ventajas.
¿POR QUÉ NECESITAMOS SODIO? SUS BENEFICIOS
Lo primero que debemos tener claro es que sodio y sal no son lo mismo. El sodio es un mineral que forma parte del cloruro sódico (ClNa) o sal de mesa. Actúa como electrolito y su papel es esencial, junto con el potasio, para la regulación de los líquidos corporales, tanto dentro como fuera de las células.
Por eso, este elemento es básico para controlar la presión arterial y el volumen sanguíneo. Su intervención también es fundamental para la función nerviosa y muscular, ya que permite que las neuronas de nuestro cerebro, médula espinal y nervios del cuerpo transmitan los impulsos eléctricos de forma correcta.
PROBLEMAS DE SALUD POR DESEQUILIBRIOS EN SU CANTIDAD
Un exceso o un déficit de sodio puede generar algunas alteraciones en el funcionamiento de tu cuerpo.
¿Qué pasa si me falta sodio?
El bajo nivel de sodio en la sangre o hiponatremia puede conducir a confusión mental, lentitud de pensamiento, debilidad muscular, mareos, inestabilidad en la marcha con tendencia a las caídas, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, e incluso coma y muerte por edema cerebral.
La hiponatremia raramente se produce por un déficit de aporte de sodio o por pérdidas de éste. Lo más probable es que es que esté relacionada con la retención de agua producida por la secreción inadecuada de la hormona antidiurética.
¿Puede afectar un exceso de sodio?
El sodio atrae el agua. Por eso, cuando los niveles de este mineral son altos (muchas veces debido a las dietas que lo contienen en cantidad excesiva), suele darse un incremento del volumen de la sangre, lo que lleva a que la presión arterial aumente.
Por tanto, el exceso de sodio conduce a un mayor riesgo de hipertensión y con ello a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y de accidentes cerebrovasculares. También favorece la retención de líquidos.
Actualmente, es habitual tomar más sal de la aconsejable. Sin embargo, la responsable de este exceso no suele ser la cantidad de sal de cocina que utilizamos para preparar nuestros platos.
Se estima que alrededor del 75% del sodio que ingerimos proviene de la sal que se añade en la elaboración de los alimentos envasados, mientras que solo una pequeña parte (un 11%) proviene de la que añadimos al cocinar.
LOS ALIMENTOS RICOS EN SODIO
El sodio se encuentra en la mayoría de los alimentos, aunque su fuente principal es la sal de cocina. Los encurtidos, salazones y ahumados son especialmente ricos en él, así como los quesos curados, los fiambres y los embutidos.
Este mineral también está presente en la mayoría de los platos precocinados y los alimentos procesados industrialmente. El agua de bebida también lo contiene, pero la cantidad depende de la fuente.
¿SABÍAS QUE…?
- Dosis diaria recomendada: según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos no deben sobrepasar los 2.000 miligramos de sodio/día (o lo que es lo mismo: 5 gramos de sal/día).
- En caso de hipertensión arterial, no se deben tomar más de 1.500 miligramos/día, aunque quienes padecen insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad hepática y/o enfermedad renal podrían necesitar reducir aún más su ingesta.